14 oct 2010

Eso que todos vivimos

Las cosas que una persona vive y nunca se da cuenta de todo lo que le toca vivir y que sin puchero hay que aceptar que se esta creciendo, que no siempre será fácil pero tampoco imposible. En todos lados, hasta donde imaginemos, habrán obstáculos que lamentablemente tendremos que enfrentar  y muchas veces no lograremos sobrepasarlos, como tal vez para algunos sea una “papa”, a otros les dolerá hasta el alma… Algunos querrán salir de las rutinas, otros se sienten cómodos con algunas de ellas y se pasa la vida tratando de perpetuarlas hasta que en algún momento ya no dan para más…
El 29/09 falte a clases… estaba tan ansiosa que ni yo misma podría bancarme (les hice un favor a mis pobres compañeros). Es más, si llegaba a ir no haría nada de nada y hubiera sido lo mismo que no ir. Así que simplemente me tome el día para prepararme para el día siguiente. ¡¡Me iba a Bariloche!! Pase todo el santo día de una punta a la otra de mi casa, pensando si no me haría falta nada, haciendo listas, revisando la valija. Ya estaba completamente segura, cerré la misma y ya llegada la noche termine agotada,  yéndome a dormir (aclaro que no fue temprano).
El 30/09 nadie pudo contener esa sonrisa que, hasta creo haberla tenido dibujada mientras dormía por primera vez una pequeña “siesta” sobre el micro de Flechabus (que ni siestita se lo podría llamar porque siquiera podías pegar un ojo que terminabas rayada o llena de espuma, y obviamente escrachada y directo a Facebook para que el millón de personas se te cague de risa). Recuerdo la espera de media hora en la plaza Rivadavia, que no sabía si ir o venir, si hablar o simplemente observar a todos los demás que estaban en la misma o casi en la misma situación que la mía. Recuerdo el peso de la valija, más grande que yo (difícil que no lo sea por mi altura) lleno del feminista “por si las dudas” y un poquito más, la inquietud y la emoción que emanaba nuestras caras cuando vimos aparecer a 50 metros el colectivo que al fin había llegado. Más aun nuestras ganas de partir al sur. Me nombraron para subir y al final de la escalera estaban los 8 chicos de Junin esperándonos, aplaudían a cada uno de nosotros, sorprendida sonreí aun más y busqué el asiento en el que pasaría casi 24 horas de viaje.
Una vez llegados a San Carlos de Bariloche, fascinados uno más que el otro o todos por igual, ya nadie dormía. Solo teníamos ojos para ver el paisaje que tanto esperamos durante tanto tiempo. Y solo puedo decir que lo primero que pensé fue: “Este viaje tan largo, este dolor de cabeza y el cansancio, valieron la pena…”.
Y otra vez vuelvo a recordar. Toda la emoción acumulada, que nos tenía pila-pila los 10 días (aunque a veces, apenas levantados no se notaba), el quilombo en los pisos superiores, que apenas llegabas creías que no ibas a dormir nunca y así fue, no porque no pudieras (si estabas cansado, por más ruido que hubiese te planchabas hasta en el suelo al lado de un sillón o debajo de una mesa [y siempre venia un boludo y te mojaba la oreja con agua fría porque le cabía la maldad ¬¬]) sino porque “no querías”. Era constante, al volver al hotel después de toda la joda de la previa en Puerto Rock y el boliche (ya sea Cerebro, Grisu, Genux, ByPass o Rocket), te dormías en esos interminables 15 minutos que esperabas hasta que se llenara el micro, llegabas al Hotel Roma y te convertías automáticamente en un “caballito de alquiler”. Todos se iban directo a desayunar.  La cara de sueño que veías en los demás te daba gracia hasta que te fijabas que los demás se reían de la tuya por la misma razón. Terminabas de desayunar y “supuestamente” ibas a dormir, pero por lo general terminas en los pasillos atraído por la joda que todavía queda por ahí (bueno… mucha joda no se le podría decir a estar prácticamente desparramado en el suelo junto a otros 20 monos de la misma forma, hablando pelotudeces e incoherencias), recién a las 5:30a.m decidís dormir porque sabes que al otro día no te despierta ni la bajada de puertas que se mandaban los coordinadores TODOS los días.
Después de todo, al menos yo, no me perdí ni una sola excursión, ni un desayuno, almuerzo, merienda y cena; a pesar de mi cansancio, mi resfrió, mi disfonía y el moretón que me quedo después del primer corchazo que me dieron en el Paintball. Hasta le baje la caña a la pobre Joly en el mega boxeo de las cabañas (supuestamente a vista de los demás).
Ni siquiera me perdí (como es obvio) la ultima noche, la cena de velas. Creo que esa noche conocí todos los sentimientos, fue raro. Sentir todo junto: Reir, llorar, putear (a mi nunca me falta…), querer, amar, odiar (bueno… no tan así), necesitar, arrepentirse o tal vez no, sentir nostalgia por lo que sea, desde ver a toda esa banda que te acompaño durante 10 días y querer pasar el resto de tu vida cerca de ellos, hasta luego pensar en la más cruda realidad de que tal vez no se pueda y de a poco nos alejemos por cualquier circunstancia. De saber que dentro de esa banda con la que conviviste durante tantos días, estén esos amigos y compañeros que a la mayoría conoces desde que eras un feto. Acordarte de tantas fantasias, sueños, cagadas (perdón…), y toda la bola que compartiste con ellos. ¿Quién? Decime… ¿Quién no lloró alguna vez al pensar en eso? (si hay alguno, haceme una lista) No importa la edad, si lloraste 10mil veces por lo mismo o si todavía te tiene que tocar… Se que de todas formas a todos se les caerán las lagrimas de la misma forma que me pasó a mi en esa noche, en ésta y en quién sabe cuantas noches más.

Y por último llego el momento de admitir que esa media hora de retraso del 30/09 no fue tan desesperante, si me lo pongo a pensar, ese viaje se estiro una media hora más de mi vida.

PD: La noche que volví a mi ciudad… apenas apoye un pie en tierra Linqueña, fue como si me hubieran despertado de un largo sueño con una patada en todo el orto y caer de jeta en el asfalto, y ver como la vida se reía de mi inocente fantasía.
Llegue a mi casa en silencio, cerré la puerta de mi cuarto, me senté en la cama, me descalce para sentir la frialdad del suelo y se me cayeron las lagrimas al saber que todo había terminado, pero que a pesar de todo no había sido un sueño, todo había sido real.


"Única vez en la vida... ahora entiendo a que se refería..."

1 comentario:

  1. Muy bueno yokoo!!!
    Es cierto, yo no fui de viaje de egresados, pero si me ha pasado con otras cosas lo mismo que viviste vos, con la diferencia que yo sufri.
    Yo vivia un sueño con alguien, pero ese alguien parece que no me soportaba mas y ahora siento un vacio enorme en mi pecho que dia a dia se va, pero cuesta. Espero que la hayas pasado genial en bariloche. Ah, te agrego como amiga en el blog?? xDDDD

    un besoteeee

    ResponderEliminar